En
un artículo del New York Times, del 21 de febrero de 1909, se habla del
“descubrimiento” de la existencia del “corsé” hace ya 2.000 años. Jules Bois y
Madame Paquin aplicaron esta idea en el vestuario de la obra La Furie. Jules
Bois se había documentado ampliamente en los museos y los yacimientos de Creta
(las pinturas de Knossos y otros palacios) y había llegado a la conclusión que
muchas de las ropas que se llevaban en aquellos tiempos tuvieron repercusiones
siglos más tarde, se podían considerar “modernas” según los estándares de la
época (1909).
corset de hierro |
En 1300 en Francia, el corset se veía
como una prenda de lujo solo accesible para la nobleza. Ya
en los siglos XVI el uso del corset se difundió como una prenda usada por todas
las mujeres, independientemente de su posición social. Estos corset eran muy
incómodos y de materiales muy rígidos como el hierro, madera o marfil,
más adelante se rellenaron de huesos de ballena,
que se colocaban en la parte frontal del corsé para mantener la posición erecta
del cuerpo, lo que hizo que los corsés de esta época se denominaran corps a
baleine. De entre los corsés que continuaron mostrando sus formas desde el siglo XVI encontramos los de hierro. Estas prendas eran creadas con hierro forjado, formados por tres piezas (una parte delantera y dos para la espalda unidas por bisagras a los lados), cerrado a la espalda por pestillos bajo el nombre de "corazas"o "cuerpos de hierro", el hierro y el acero tenían más un carácter dirigido a la indumentaria militar, por lo que estas prendas, dado que el corsé era usado también por hombres, podrían haber sido dirigidas en un primer momento a los hombres. Poco a poco, la ropa femenina se empapó de estas formas férreas, posiblemente como un objeto represor hacia la voluntad de la mujer. Es difícil imaginar que voluntariamente una mujer se hubiese puesto ese artefacto por voluntad propia dada su similitud con objetos de tortura. Lo más probable es que estos instrumentos fuesen dirigidos a finalidades ortopédicas, de protección de la columna vertebral o de correcciones de la dirección de la misma, aun coexistiendo con otros corsés ortopédicos de tela más comunes.
A su vez podían usarse tanto como ropa interior o en el exterior, permitiendo, en este caso, añadir mangas y cubrirse con una parte delantera decorativa. Como complemento obligatorio al corsé, las mujeres se colocaban crinolinas, un vestido ahuecado en forma de campana sujetada con varitas de metal, que, con el corsé, enfatizaban la cintura fina de la mujer. Los hombres de la aristocracia también usaban corsé, que daba al busto una forma geométrica, resaltando también una cintura fina y un vientre ligeramente abultado
A su vez podían usarse tanto como ropa interior o en el exterior, permitiendo, en este caso, añadir mangas y cubrirse con una parte delantera decorativa. Como complemento obligatorio al corsé, las mujeres se colocaban crinolinas, un vestido ahuecado en forma de campana sujetada con varitas de metal, que, con el corsé, enfatizaban la cintura fina de la mujer. Los hombres de la aristocracia también usaban corsé, que daba al busto una forma geométrica, resaltando también una cintura fina y un vientre ligeramente abultado
Catalina de Medici |
Su
aparición en esta época y su uso responde a una idea estética concreta que se
expande por Europa y que influye las tendencias de la mayoría de países. Se
primaba en los círculos de la nobleza los cuerpos rígidos, rectos y que
tuvieran forma geométrica, una estética influenciada por la moda española de
entonces. Por esa razón se imponía el uso del corsé ya en la infancia, tanto a
las niñas como a los niños (que lo abandonaban a la edad de seis años), ya que
les permitiría crecer con rectitud, previniendo deformaciones en la columna y
para obtener un busto quien formado, aunque también se asociaba esta prenda a
la disciplina y al autocontrol que ésta infundía sobre quien lo llevaba, además
de hacer que las mujeres caminasen con una rectitud majestuosa y digna.
Otro
hecho a tener en cuenta es que en esta época aparecen las primeras voces en
contra del uso del corsé, sobretodo de cirujanos que lo culpan de muchas
muertes y también de parte de críticos de moda y algunos pensadores, quienes
acusan a las mujeres de ser esclavas de esta prenda por simple vanidad.
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